INFORMACIÓN SOBRE INMUNIDAD Y NUTRICIÓN EN LA TERCERA EDAD

CAPÍTULO I

TITULAR CAPT. I INMUNIDAD EN LA TERCERA EDAD

La relación entre nutrición e inmunidad es un campo muy atractivo y complejo. La nutrición es un componente determinante en el desarrollo y mantenimiento de la respuesta inmune. Los datos epidemiológicos existentes relacionan la presencia de déficits nutricionales con desequilibrios inmunitarios e incremento del riesgo de infecciones.

El organismo dispone de un complejo mecanismo de defensa: el sistema inmunitario. Conocerlo y reforzar la acción de cada uno de sus componentes es fundamental para mantenerse sano.

La inmunidad es la capacidad del organismo para luchar contra agentes extraños llamados antígenos que intentan dañar los tejidos y sistemas. Estos los identifican y reaccionan frente a ellos, ya sean bacterias, virus, parásitos o células tumorales.

Pero, a su vez, el sistema inmunitario ha de reconocer lo que es propio para no atacar las estructuras del organismo que es lo que sucede en el caso de las enfermedades autoinmunes.

El sistema inmune está compuesto de:

A – La inmunidad innata o inespecífica, formada por barreras naturales (piel, mucosas…) que son un escudo físico protector, apoyadas por defensas naturales como el pH del jugo gástrico, el manto ácido de la piel, las enzimas de las lágrimas o de la saliva y la microbiota o flora intestinal y anticuerpos trasmitidos por el parto y por la leche materna. Esta respuesta inespecífica es innata y constituye la primera línea de defensa.

CAPIT. I INMUNIDAD INNATA Y ADAPTATIVA

B- La inmunidad específica, adquirida y adaptativa, es un segundo sistema defensivo, más sofisticado y complejo, pero también inespecífico y es la respuesta vehiculizada por células que se activan de forma inmediata cuando un cuerpo extraño o antígeno penetra en el organismo. Incluye la reacción inflamatoria y la intervención de diferentes tipos de células, como leucocitos o glóbulos blancos, macrófagos y otras células que se movilizan al encuentro del antígeno invasor, al que reconocen y destruyen con reacciones tóxicas, para eliminarlo posteriormente por fagocitosis. En este tipo de respuesta interviene el denominado sistema de complemento constituido por proteínas presentes en el plasma. Todas estas células y sistemas actúan en estrecha colaboración, intercambiándose mensajes celulares y potenciando su capacidad gracias a una acción combinada y sinérgica.

CAPIT. I INMUDIDAD ADQUIRIDA

¿Qué ocurre cuando el agente invasor Virus, no es reconocido por nuestro sistema por ser un nuevo virus?

Diagram showing different kinds of viruses

El primer nivel de intervención sería la denominada inmunidad específica, adquirida o adaptativa (B).  No es congénita, se aprende a medida que el sistema inmunitario se encuentra con sustancias extrañas (antígenos). Los componentes de la inmunidad adquirida aprenden la mejor forma de atacar a cada antígeno y comienzan a desarrollar una memoria respecto a ese antígeno. Son los anticuerpos específicos. Y existen dos tipos principales de inmunidad específica: celular (realizada por células), en la cual el invasor es atacado directamente por linfocitos T; y la humoral o circulante, que son los que primero identifican al agente agresor. Estos Anticuerpos informan a los linfocitos B para que produzcan anticuerpos específicos para destruir al patógeno.

 

Inmunidad contra los virus.

Los virus son parásitos celulares de tipo RNA o DNA; son microorganismos que necesitan introducirse dentro de la célula para replicarse. Los virus suelen infectar a varios tipos de células pudiendo causar una lesión tisular y enfermedad por cualquiera de diversos mecanismos. La replicación vírica interfiere con la síntesis y función de las proteínas celulares normales, y lleva a la lesión y, finalmente, a la muerte de la célula infectada.

Esto da lugar a un tipo de efecto citopático del virus, y se dice que la infección es lítica, porque se rompe la célula infectada. Los virus pueden estimular respuestas inflamatorias que producen daño grave en los tejidos, por ejemplo, fibrosis pulmonar o intersticial y también pueden causar infecciones menos graves como una inflamación de faringe o intestinal.

 CAPT. I INMUNIDAD CONTRA LOS VIRUS

Las respuestas inmunitarias innatas y adaptativas frente a los virus pretenden bloquear la infección y eliminar las células infectadas.

 

 Cambio del sistema inmunitario con la edad

 Con el envejecimiento el sistema inmunitario pierde gradualmente su eficacia para detectar y eliminar los agentes infecciosos y las toxinas que llegan al organismo o las células defectuosas, como es el caso de los virus, que se producen en su interior. Este hecho se traduce en consecuencias muy concretas para la salud:

  •  El sistema inmunitario tarda más a responder a la intrusión en el organismo de agentes patógenos, por lo que aumenta el riesgo de infecciones. De ahí, por ejemplo, que se recomiende a las personas mayores vacunarse contra la gripe o el neumococo.
  • Pueden surgir enfermedades autoinmunes, que se caracterizan porque el sistema inmunitario no reconoce las células del propio organismo y las ataca, destruyendo tejidos sanos.
  • La curación y recuperación de determinadas enfermedades es más lenta.
  • La capacidad del sistema inmunitario para detectar y corregir defectos celulares también se reduce, lo que puede generar un aumento del riesgo de desarrollar muchas patologías.

Pese a que es un proceso propio del envejecimiento cabe adoptar una serie de hábitos nutricionales y complementarios saludables que permiten frenar el deterioro del sistema inmunitario e incluso reforzarlo.

 

El Intestino como pieza clave del sistema inmunitario

Intestino-grueso-6

 El sistema inmunitario intestinal constituye la parte más extensa y compleja del sistema inmunitario. Recibe diariamente una enorme carga antigénica y es capaz de distinguir entre patógenos invasivos y antígenos inocuos procedentes de los alimentos y de bacterias y virus comensales. El intestino posee mecanismos de defensa que limitan el acceso de sustancias nocivas al organismo. Esta barrera intestinal está integrada por diversos elementos como enzimas digestivas pancreáticas, el epitelio intestinal y las bacterias que constituyen la flora intestinal.

El sistema inmunitario no se estructura como un órgano único centralizado, sino que se encuentra repartido por todo el organismo en distintas estructuras y formaciones que interaccionan entre sí, poniendo en juego gran número de células y sustancias diferentes. El sistema denominado GALT (siglas en inglés de tejido linfoide asociado a las mucosas) está constituido por los sistemas inmunitarios locales presentes en las mucosas respiratorias, urogenitales, piel y sistema digestivo fundamentalmente centrado en el intestino. Se encargan de identificar como nocivo un antígeno o una sustancia extraña e iniciar rápidamente el proceso para destruirlo y eliminarlo. De todos ellos, el sistema intestinal constituye la parte más extensa y compleja del sistema inmunitario.

El intestino está formado por estructuras que impiden el acceso de las sustancias lesivas hacia el interior del organismo. Para ello dispone de una barrera constituida por el epitelio o capa de células que lo recubre, por enzimas digestivas y por la población bacteriana que constituye el microbiota. Esta tolerancia se expresa mediante una reacción de permisividad frente a los compuestos «amigos» sin atacarlos y permitiendo su viabilidad. El modelo alimentario es determinante de este equilibrio. Las implicaciones del intestino en el sistema inmunitario se resumen en:

  • La presencia de un microbiota intestinal que mantiene el equilibrio ecológico bacteriano impidiendo el acceso a invasores externos.
  • La barrera epitelial que impide el paso de antígenos nocivos.
  • El sistema inmunitario intestinal formado por células de defensa especializadas y capaces de producir anticuerpos.

Dr. Ramón Bordería Vidal. Colegiado 46/4612511

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